La iniciativa busca concienciar sobre las consecuencias económicas y medioambientales debido al mal uso de las toallitas de ámbito doméstico
FACSA, empresa castellonense de más de 140 años de experiencia en la gestión del ciclo integral del agua, ha puesto en marcha con motivo de la celebración del Día mundial de Saneamiento, la campaña de concienciación ciudadana ‘El Caos de las Toallitas’. El objetivo es transmitir a la sociedad la importancia de hacer un correcto uso de las toallitas húmedas para evitar grandes consecuencias en términos económicos y medioambientales.
La motivación que ha llevado a la compañía corresponde a que en numerosas ocasiones, el ciudadano actúa ante esta problemática cuando sufre una avería en su propio hogar. Y esto es sólo la punta del iceberg de un problema mucho mayor. Precisamente este símil con el iceberg, es que el FACSA ha querido reflejar en su imagen de campaña, pudiendo ver así de una manera gráfica y directa, los efectos que hay detrás de arrojar las toallitas en el inodoro en lugar de en la papelera.
‘El caos de las toallitas’ busca por tanto, modificar en la población general el hábito de tirar las toallitas húmedas al inodoro, concienciar sobre las consecuencias económicas y medio ambientales de la deposición errónea de las toallitas y modificar la creencia que la mayoría de ellas sean biodegradables con el agua a pesar que lo indique el propio ‘packaging’.
La campaña se pone en marcha este mes de noviembre y se ejecutará en varias fases. Contemplará mensajes en medios de comunicación, dinámicas de gamificación en redes sociales, información en oficinas de atención al cliente de FACSA y generación de contenido multimedia, entre otras acciones.
Una problemática generalizada
La experiencia acumulada por instituciones y empresas gestoras de agua confirman que una gran parte de los millones de las modernas toallitas que se utilizan a diario en los hogares van a parar a los sistemas de alcantarillado y las estaciones depuradoras de aguas residuales y en última instancia al medio ambiente.
La acumulación de residuos de este tipo afecta a diversas partes del sistema de saneamiento, en especial, en las estaciones de bombeo o puntos de la red donde se impulsan las aguas residuales del alcantarillado hasta la depuradora para su tratamiento. Los problemas técnicos son más graves en las instalaciones que no disponen de rejas automáticas, y se producen sobre todo en días de lluvias intensas, ya que los restos acumulados forman tapones en las alcantarillas y estaciones depuradoras.
Las consecuencias económicas se basan en los atascos y malos olores en las arquetas de las viviendas, así como obstrucciones de conductos en el alcantarillado y estaciones de bombeo con posibles roturas de piezas del mecanismo. De hecho, se estima que en 2016, el coste ha ascendido a más de 250 millones de euros de recursos públicos del país.
Pero las consecuencias también son medioambientales. Las toallitas están fabricadas con materiales plásticos que nada tiene que ver con la celulosa del papel higiénico, de hecho, están tejidos, por lo que no se deshacen en el agua. Además están impregnadas de aditivos que al entrar en contacto con el agua la contaminan y deben de ser tratadas en la estación depuradora. E incluso durante fuertes lluvias, pueden terminar en playas y ríos.