•La iniciativa ‘Vila-real orgànica’ se implantará durante 12 semanas con la instalación de 25 contenedores y el reparto de 20.000 bolsas biodegradables y trípticos informativos
•El área de población que participa en este plan de reciclaje es de 2.000 personas, ubicada en la zona norte de la localidad
El Ayuntamiento de Vila-real y FOBESA han puesto en marcha una prueba piloto que, bajo el título «Vila-real orgànica», busca familiarizar a los ciudadanos y promocionar la recogida selectiva de materia orgánica. La iniciativa, presentada ayer, se llevará a cabo durante 12 semanas para, posteriormente, evaluar el resultado obtenido en cuanto a la participación por parte de los vecinos.
La iniciativa ‘Vila-real orgànica’ comprende la instalación de 25 contenedores de color marrón en la zona norte de la ciudad, concretamente la comprendida entre las avenidas de Francesc Tàrrega, Mediterráneo, Francia y Grecia, con un área de población de unas 2.000 personas, en su mayoría de mediana edad.
Con el objetivo de explicar a la población el correcto funcionamiento de este sistema de reciclaje se está haciendo buzoneo con bolsas biodegradables y un tríptico informativo. La campaña está dotada con más de 20.000 bolsas biodegradables que también pueden ser recogidas en la piscina cubierta del municipio Yurema Requena.
El concejal de Agricultura, Medio Ambiente y Cambio Climático, Pasqual Sancho, explicó que el objetivo de esta iniciativa es animar e implicar a la población para separar los residuos orgánicos y concienciar sobre el uso de cada contenedor ya que todavía se puede hacer mucho más por ayudar al medio ambiente.
Los residuos que deben depositarse en el nuevo contenedor marrón son los restos de comida, así como los restos vegetales, residuos de papel como servilletas, pañuelos y papel de cocina, bolsas de infusión, tapones de corcho, serrín, palillos, excrementos de animales y bolsas biodegradables. El vidrio seguirá en los contenedores verdes de tipo iglú; el papel y cartón en el azul, y los plásticos, envases y bricks en el amarillo y el resto de desechos, considerados no orgánicos, como el textil sanitario, las toallitas, pañales, compresas, cerámica, residuos de cenizas o colillas, entre otros, en el contenedor gris habitual.
Cabe señalar que este plan piloto puede convertirse en un proyecto a largo plazo y extenderse al resto de la ciudad dependiendo de la acogida y funcionamiento. De manera paulatina, los contenedores habituales pasarían a ser más minoritarios, mientras que a los restos orgánicos se reutilizarían, por ejemplo, para hacer compost.