La producción de biometano en entornos rurales es un claro ejemplo de un modelo de bioeconomía circular. En este proceso, los restos orgánicos de otros sectores como la agricultura o la ganadería se convierten en elemento de valor para generar, por un lado, energía limpia, y por otro un subproducto, el digerido, que hasta ahora no se tenía en cuenta.
Las plantas de biometano de Biovic, la empresa española referente en ingeniería y ejecución de proyectos energéticos sostenibles detrás de las grandes iniciativas en el sector del biometano y el biogás en España, tienen la capacidad de convertir dicho subproducto en un elemento estratégico clave para el futuro de la agricultura en España: fertilizantes orgánicos que facilitan la retención del agua de los suelos agrícolas, y al mismo tiempo contribuyen a la lucha contra el cambio climático gracias a su capacidad para atrapar CO2 de la atmósfera. De hecho, cada incremento del 1% en materia orgánica puede retener hasta 150.000 litros adicionales de agua por hectárea.
Esto se debe a que dichos fertilizantes aportan carbono al suelo agrícola, y los suelos de cultivo ricos en carbono favorecen la retención de agua y la disminución de la evaporación, un aspecto fundamental en situaciones de sequía, como la que afecta a una parte importante de España. En concreto, la aplicación de compost de entre 12 y 24 t/ha produce incrementos en la capacidad de retención del agua disponible para las plantas de entre un 22% y 45%. Otros trabajos reportan incrementos del agua útil entre el 30 y 65%, correspondiendo los mayores valores para suelos de textura gruesa y los más bajos para suelos de textura arcillosa.
Este incremento es crucial para las regiones agrícolas que enfrentan volúmenes irregulares de lluvias y condiciones de sequía prolongadas ya que, al retener el agua, también disminuyen en la misma proporción las necesidades de riego de estas superficies.
En este sentido, Biovic ha implementado con éxito más de 50 proyectos en tres continentes, promoviendo su modelo de bioeconomía circular.
Aumenta la capacidad del suelo de atrapar CO2 y mejora la huella de carbono
La aplicación de digeridos no solo mejora la fertilidad y la retención hídrica de los suelos, aumentando la disponibilidad de agua para los cultivos, sino que también contribuye significativamente a la captura de carbono, alineando estas prácticas con las recomendaciones globales para una agricultura resiliente y sostenible. En España, según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), los suelos presentan el contenido de carbono más bajo de Europa, lo que disminuye su capacidad de absorción de CO2. En este sentido, el digerido proveniente de las plantas de biometano de Biovic son una solución innovadora para abordar esta problemática y favorecer la reducción de la huella de carbono.
Luis Puchades, director de Biovic asegura que “en España la aplicación del digerido es en especial crucial en zonas generalmente pobres en materia orgánica. Este tratamiento no solo incrementa la materia orgánica del suelo y mejora su estructura, sino que también aporta macro y micronutrientes esenciales, ofreciendo un doble beneficio: fertilización efectiva y una mayor capacidad de retención de agua”.