- La solución es una clara apuesta por la economía circular, que permite obtener productos de alta capacidad energética y fertilizante sin emitir gases de efecto invernadero
- El proyecto “Biocarbonos del mediterrani” busca, además, poner fin al problema de acumulación de podas que sufren algunas zonas de la Comunitat Valenciana
La empresa de gestión medioambiental Fobesa–Fovasa continúa apostando por las nuevas tecnologías para afianzar su camino hacia la sostenibilidad y la economía circular. Actualmente, entre otras iniciativas, la compañía está trabajando junto a la valenciana Ingelia, empresa que ha desarrollado un tratamiento avanzando de residuos orgánicos, capaz de transformar restos de poda y otros residuos verdes en un biocarbón de alta calidad y un líquido con gran capacidad fertilizante.
El proyecto, recogido bajo el nombre “Biocarbonos del mediterrani”, surge del compromiso medioambiental de la compañía de Grupo Gimeno de buscar nuevas vías para dar una segunda vida a los residuos, así como de la necesidad de gestionar el creciente volumen de podas generado en los hogares valencianos.
Y es que gracias a esta solución, las podas y otros residuos vegetales son devueltos al mercado en forma de productos de elevada calidad, como pueden ser biocombustibles, biomateriales o fertilizantes para la recuperación de suelos.
Una de las principales ventajas de esta innovadora tecnología reside en el hecho de que el proceso de transformación de los residuos es considerablemente más corto que el del compostaje, pues este dura apenas cuatro horas frente a cuatro meses que se requieren para obtener compost de la misma cantidad de materia vegetal. Además, este proceso es una aceleración de la formación natural del carbón, lo que impide que se emitan a la atmósfera gases de efecto invernadero, pues la carbonización hidrotermal fija el carbono.
Este proyecto -con el que Fobesa-Fovasa reafirma su compromiso medioambiental y su apuesta por las tecnologías limpias y la economía circular- se une a los esfuerzos de la compañía para optimizar la gestión de los residuos orgánicos. Un campo en el que se está avanzando gracias a la implantación del contenedor de la fracción orgánica, cuyos residuos se emplean mayoritariamente para producir compost.